Implicaciones de la participación ciudadana en ciencia. (Comunicación institucional de la ciencia_Tarea 2)
“Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”.
Así dice el Artículo 27.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Según esto, todo el mundo tiene derecho a la participación ciudadana en ciencia. ¿Qué significa esto? ¿Qué implicaciones tiene?
Vamos poco a poco para entender qué es esto de la participación ciudadana y la relación que tiene con el acceso al conocimiento.
Para empezar, definamos “participación ciudadana de la ciencia”. Con este término nos referimos a la implicación activa de individuos o colectivos sociales en diferentes fases de un proyecto de investigación científica. Esto supone que la ciudadanía tenga opinión sobre los proyectos científicos, que se le permita tomar decisiones, que participe en la recogida de datos, en la interpretación de resultados, que pueda acceder a la información de los proyectos de investigación, que pueda aprovechar los beneficios derivados de la ciencia.
Esto suena precioso y puede tener muchos beneficios para la sociedad y para la ciencia, pero también implica responsabilidades por ambas partes.
Beneficios para la sociedad:
Para empezar, se consigue una sociedad más democrática, más inmiscuida en las decisiones que afectan a la ciudadanía. Además, al formar parte de la ciencia, la población posiblemente tenga más confianza en esta y tenga una visión más positiva. Creo que en muchos casos la gente teme a la ciencia porque no saben lo que es, la han tenido siempre muy lejos. Si acercamos a esa gente a la ciencia y le hacemos ver cómo funciona y los beneficios que puede aportar (sin dejar de lado que también puede tener sus problemillas…), seguramente mejore la percepción que tienen de ella. Por otra parte, participando de forma activa en la ciencia se conseguiría una sociedad más crítica y mejor formada. La participación en ciencia supone poner en marcha el pensamiento crítico. Este pensamiento crítico es beneficioso, no solo para la ciencia, sino para todos los ámbitos de una sociedad democrática. Por último, la participación ciudadana permitiría avanzar más en ciencia (como veremos en el siguiente apartado). Esas mejoras en ciencia suponen también mejoras en la sociedad.
Beneficios para la ciencia:
Estos beneficios están muy relacionados con los de la sociedad. Consiguiendo una sociedad y una ciencia más democrática, conseguimos también más puntos de vista, más problemas a resolver y más soluciones. Si solo una pequeña parte de la población hace ciencia, la visión de la ciencia va a ser muy limitada. Esto se puede ver a lo largo de la historia. La ciencia hecha mayoritariamente por hombres ha dejado de lado problemas y soluciones “de mujeres”. Con la democratización de la ciencia esto no debería ocurrir.
Además, el pensamiento crítico de la sociedad a consecuencia de una participación ciudadana en la ciencia es beneficioso igualmente para la ciencia. La observación y el pensamiento crítico llevarían a que la población diferenciase ciencia y pseudociencia. Llevaría también a entender cómo funciona la ciencia y, por tanto, a confiar más en ella, volviendo al punto anterior. Supondría más financiación, más interés, más participación. También supondría que los científicos trabajasen sintiendo que su trabajo se valora, que no es poco…
La participación de la ciudadanía en ciencia ayudaría mucho a la ciencia al tener distintos puntos de vista; tener gente dispuesta a participar en recogida de datos, voluntarios en ensayos clínicos, etc; tener un feedback con respecto a los resultados obtenidos; saber qué líneas de investigación pueden ser más beneficiosas para la sociedad; y un largo etc.
Responsabilidades
Como se puede ver, la ciencia y la sociedad se retroalimentan y se hacen mejorar la una a la otra. Pero como ya hemos dicho, esto puede no ser tan fácil como parece… Para que la interacción ciencia-sociedad se dé adecuadamente ambas partes tienen que colaborar activamente. Hay muchos puntos que tratar en este sentido, pero nos vamos a centrar en la cuestión del acceso al conocimiento.
Uno de los beneficios que hemos visto de la participación ciudadana en ciencia es que la población pueda acceder al conocimiento científico. De igual modo, la ciencia puede acceder al conocimiento de la sociedad. Esto hace que se forme un círculo muy bonito e interesante, pero ese círculo tiene que tener un inicio, un punto de partida que no nace de la nada.
Creo que para que la participación ciudadana en ciencia funcione es necesario el previo acceso al conocimiento por parte de la población. La ciudadanía debería tener una base crítica para poder participar adecuadamente en ciencia. No hace falta que sean expertos en física cuántica o en biología molecular, pero sí que es necesario un conocimiento mínimo sobre ciencia y cómo funciona esta. Y lo más importante, es importante que exista un espíritu crítico, que se piense y se opine.
Tristemente, creo que esto no es algo que esté conseguido en la sociedad actualmente. Es cierto que tenemos acceso a gran cantidad de información y de conocimiento (Internet ha ayudado mucho en esto). Sin embargo, tantísima información, sin interés y sin un filtro crítico, no sirve para adquirir conocimiento. No es tan importante acceder a la información como poder adquirir conocimientos.
También creo que el acceso al conocimiento, al igual que la participación ciudadana en ciencia, tiene que ser un proceso bidireccional. De nada sirve meter el conocimiento con embudo a la población. Hay que interesarse por los intereses de ésta, por lo que quiere y necesita.
En resumen, creo que lo útil es un diálogo entre ciencia y sociedad. Con esto, en primera instancia, la ciudadanía puede llegar a acceder al conocimiento. Este acceso al conocimiento es el primer paso dentro de la participación ciudadana en ciencia. A partir de este momento, la retroalimentación entre ciencia y sociedad, ayudándose de la comunicación bidireccional y el espíritu crítico, lleva a una relación adecuada y participativa entre ciencia y sociedad.
Como se puede ver, en este proceso es esencial la comunicación. Así que divulgadores, científicos, educadores, instituciones y demás ya sabéis lo que toca: ¡A ponerse las pilas con la comunicación para mejorar la ciencia y la sociedad!
-Recomendaciones básicas para elaborar una práctica de participación ciudadana en ciencia (FECYT)
-López-Pérez, Lourdes; Olvera-Lobo, María-Dolores (2019). “Participación digital del público en la ciencia de excelencia española: análisis de los proyectos financiados por el European Research Council”. El profesional de la información, v. 28, n. 1, e280106. https://doi.org//10.3145/epi.2019.ene.06
-Apuntes de Comunicación Institucional de la Ciencia (Elena Lázaro)
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