La Inteligencia Artificial (IA) puede considerarse el nuevo farmacón
de nuestra sociedad. Hablamos de farmacón haciendo referencia a la metáfora de Derrida, entendiendo el término como un remedio y/o veneno, un elemento que puede tener efectos beneficiosos y/o perjudiciales a nivel social.
La tecnología en general y la IA en particular son un farmacón por el simple hecho de ser innovaciones (como ya se comentó en una tarea anterior), lo que implica que producen un cambio de valor en la sociedad. Este cambio de valor puede ser una ganancia de valor social y/o una pérdida de este. Tecnología e IA son conceptos tan amplios y ambiguos que, en la frase anterior, yo me decantaría por el “y”. Los múltiples usos que se pueden hacer de la IA determinan que esta pueda ser empleada para “el bien” o para “el mal” o, mejor, par “el bien” de unos y “el mal” de otros. Pero la IA no es considerada farmacón en función de los usos que se hace de ella, sino que se encuentra en un contexto sociopolítico concreto en el que por el simple hecho de existir tiene consecuencias inevitables dentro del entorno social y político.
La IA parece una consecuencia necesaria dentro de nuestro entorno, viéndose como un avance, generando facilidades a distintos niveles (producción, control social, ocio, facilidad en la búsqueda de información, acceso a recursos, etc.). Sin embargo, hay que tener en cuenta también los efectos negativos de esta tecnología (producción, control social, ocio, facilidad en la búsqueda de información, acceso a recursos, etc.). Puede llamar la atención que los ejemplos de lo positivo y lo negativo asociado a la IA sea lo mismo, pero esto demuestra que la IA puede considerarse el nuevo farmacón.
Por otro lado, la IA, como innovación, genera cambios en el entorno, en la sociedad y en el entorno político y ético. Por esto, la IA puede llegar a modificar el pensamiento político y, como consecuencia, la democracia. La IA puede conseguir, por ejemplo, detectar necesidades de la sociedad, aportar soluciones, cambiar nuestra idea de “bien y mal” o influir en nuestra toma de decisiones. De este modo, la IA puede influir (y creo que ya hace) en nuestro pensamiento social y político. Puede afectar, no solo a un pensamiento político individual, sino también a nivel colectivo, además de permitir modificar mecanismos democráticos, institucionales y sociopolíticos que influyen (de manera más o menos impactante) en la democracia.
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